Muy lento, todo avanza tan lento. Se necesitan tantos días, tantos meses, tantos años, tantas generaciones, para ver cambios. Es desesperante. Está años luz por debajo de mi expectativa.
Una señora cuya casa quedó destruida por un vehículo que chocó contra la reja y el muro. Pobre señora. Respuesta quizá para cuándo pueda tener. Y mientras tanto, una casa destruida. Ni qué decir de tratamiento sicológico o indeminización. Apenas que le reparen el muro y la reja.
Me gustó la fórmula de la propuesta de ley sobre el mecanismo para el cobro de pensiones alimenticias, en que el Estado paga la pensión, y la mujer cede al Estado a su derecho jurídico para que éste se encargue de la cobranza al padre. Eso es proactividad. Al menos una noticia buena.
Justicia, derechos. No te los llevan a domicilio, sino que es necesario gastar tiempo y recursos para hacerlos valer. ¿Y quién cubre esos gastos? Hasta ahí, no más, llegó la funcionalidad del sistema. Con esa distorsión, más que justicia, es la ley del más fuerte.
La estructura del Estado, su dimensión, con respecto a las funciones que debe desempeñar y al volúmen de población que rige.
Muy certero el escrito sobre la democracia idiota y la utopía irrenunciable. Lástima que de entrada se la considere utopía. No da mucha esperanza.
Los medios de comunicación. Función social o empresa rentable. Lo último da lugar a banalización del contenido, explotación de los instintos más básicos. Un seudo servicio a la comunidad. Una droga que confunde y atonta, idiotiza. Pero si no se fijan objetivos de rentabilidad, se corre el riesgo de un despilfarro de recursos y generación de productos mediocres, ya que, con la excusa de la importante función social, los funcionarios se apernan en sus puestos. Parásitos en lugar de servidores públicos. Es clave idear un esquema de incentivos apropiado.
Voluntad popular. Qué se puede esperar con una mayoría inculta. Patético. Una parodia a los principios. Como, por respetar la dignidad de cada individuo, incluso los ineptos, se termina obteniendo un resultado mediocre, tan por debajo del objetivo de servicio público. Quizá se podría exigir un puntaje mínimo de PSU para acceder al derecho de sufragar.
Manifestaciones. Cuan fácilmente captan la atención y presionan, muchas veces en forma antojadiza, en desmedro de una argumentación contundente.
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